Él no es aficionado al fútbol

Tanto es así que cuando había un partido importante en su casa sus hijos se iban a verlo a casa de los abuelos pues en el fondo es donde había ambiente, dejando solos en su casa a padre y madre con sus aburridos rollos de cine u otras historias. Allí se juntaban con los abuelos los tíos y otros miembros de la familia que hacían vivir intensamente la emoción de un derbi o de un partido importante de sus equipos, la mayoría por cierto del Real Madrid.

Ese día en el tanatorio estaban velando el cadáver de su amigo varios amigos y familiares entre los que él se encontraba. Y tras un rato con la esposa del finado, con su hija y con el yerno comentando los últimos días de sufrimiento de su amigo antes de morir coincidió con otros amigos comunes de JL. Hacía muchos años que no se veían algunos y otros no se conocían entre sí, si no fuera por las referencias que JL hacía, había hecho, a lo largo de su vida de todos sus amigos comunes, gran parte de los que ahora se encontraban velando su cadáver en el tanatorio. Corría un 17 de mayo.

La conversación discurría en un ir y venir de anécdotas y experiencias de JL en su vida tanto en el plano personal como profesional. Y fue en ese momento cuando él prestó atención a un detalle que le atrapó en el grupo de amigos que lo comentaban pues tenía que ver con las últimas visitas que unos y otros lo habían hecho a su casa o al hospital antes de morir.

“Fijaos lo que me dijo JL la última vez que fui a verle”, decía uno de los amigos. “A ver si aguanto, a ver si duro un mes y puedo ver al ATLETI de una puta vez ganar al MADRID en su campo”. Al principio a él este comentario le pasaba como uno más de los de JL, que expresaba una parte de su carácter, de cómo era, de su temperamento, si no hubiera sido porque, a renglón seguido, el hijo de quien hacía el comentario apostillaba: “Pues hoy va a ganar el ATLETI en honor a JL”. A él ese comentario le hizo caer en la cuenta de que un rato más tarde empezaría a jugarse ese derbi que él, en condiciones normales no vería, final de COPA creía, y que no se atrevía a preguntar para confirmarlo pues le parecía de mal gusto no estar informado de tan importante evento deportivo al menos en su totalidad, si no fuera por lo que en ese momento estaba viviendo.

Semanas más tarde le visitó un vecino de la urbanización para pedirle unos datos particulares, del ATLETI a la sazón y forofo como el que más, y a quien nada más verle él lo felicitó por el reciente resultado del ATLETI frente al MADRID. No en vano conocía las aventuras que ya con seis meses de edad había experimentado con su nieto en otro partido del ATLETI  en Polonia, con una camiseta del equipo saliendo a esa tierna edad por todas las televisiones europeas que le sacaban en primer plano como seguidor del ATLETI más joven en brazos de su abuelo.

Le contó lo que había oído en el tanatorio acerca de su amigo JL, a lo que su vecino le dijo sin mediar palabra y en un tono asertivo, “Tu amigo estuvo en el poste del ATLETI en ese partido”, mientras lo decía, a él le venían a su mente los nervios que la noche de aquel 17 de mayo pasó junto a su mujer enchufado al televisor viendo el partido recordando a JL.

J. Bodas

19/07/13

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